Sobre Mí

View in English

Soy Oliver Martínez Haro (Málaga, España, 3 de junio de 2004). No me gusta poner etiquetas ni a mí ni a los demás, pero si tuviera que definirme para el mundo, sería como emprendedor. Actualmente gestiono al 100% la tienda online de mandos a distancia española Octopus Control y el sitio web de creación de rankings mediante batallas 1vs1, RANKMAKER.

No hago todo esto por dinero, ni mucho menos por fama. No soy especialmente materialista, tampoco lo hago por ninguna gilipollez tipo "hacer del mundo un lugar mejor". Simplemente quiero una cosa: libertad. Para mí y para mis seres queridos.

INICIOS

Desde pequeño siempre he odiado estar obligado a hacer cosas, especialmente estudiar. Detesto tener que aprender cosas a la fuerza, pero sobre todo tener que estar cinco o seis horas encerrado en un sitio. En mis primeros años de primaria, cuando apenas tenía conciencia de lo que hacía, mis notas eran relativamente buenas, mejores que la media. Diría que tardé varios años en saber lo que era un suspenso.

Luego descubrí que no me hacía falta estudiar para aprobar, que con atender un poco me bastaba. Así me mantuve hasta el fin de mis estudios. Sin embargo, lo de "atender un poco me bastaba" venía y se iba. No porque no me bastara, sino porque muchas veces ni atendía, y eso me costó repetir varios cursos.
Nunca tuve un interés especial por nada. Me gustaba el fútbol, como a cualquier niño de la época: coleccionaba cromos, jugaba al FIFA, quería ser futbolista. Pero lo que más me llamaba la atención, por alguna razón, no era marcar goles o levantar títulos. Me fascinaba la imagen de bajar del autobús del equipo con el chándal oficial, todos iguales, y llegar al estadio con los cascos puestos, concentrado para el partido.

Solo jugué una temporada en un equipo, probablemente el peor de la liga, y yo de los peores del equipo. No ganamos ni un partido. Solo jugaba en los partidos como local porque mis padres no querían llevarme a los de visitante. Marqué dos o tres goles en toda la temporada, pero los celebré como si fueran el del 116 en una final del Mundial.

Mi primer interés por algo diferente llegó con 12 o 13 años, cuando me regalaron por Navidad una PS Vita con el juego LEGO Batman. Me obsesioné con DC y con LEGO. Luego pasé a Marvel, luego a Star Wars, y así he ido cambiando de obsesiones hasta hoy, a veces volviendo a las anteriores, otras veces encontrando nuevas.

Por aquella época también me enganché mucho a Minecraft. Ahí lanzé el que podría considerarse mi primer pseudo-proyecto: un canal de YouTube de Minecraft. Todo empezó porque un compañero de clase me dijo que por tener un canal te pagaban 30€ al mes. Me lo creí sin más. Para cuando subí el primer vídeo ya sabía que no era verdad, que necesitabas muchas visitas. Pero sí, lo lanzé pensando en parte en ganar dinero. Fue un proto-proyecto, con 13 años, sin ser nada serio.

No tuve mucho éxito. Mi vídeo más visto era uno sobre cómo hacer el portal al End, con unas mil visitas. Me pareció ultraviral. Con el tiempo subí otros vídeos de juegos, sin objetivo claro y sin apenas editar. La mayoría eran tal cual sin cortes. El canal acabó de forma lamentable: me pregunté a Asistente de Google "cuándo es mi cumpleaños", no tenía la fecha puesta, la introduje y me cerraron la cuenta por ser menor. Intenté poner otra fehca, pero me pedían el DNI, y ahí murió. Tenía unos 100 suscriptores en YouTube. Luego tuve otros canales de Star Wars o FIFA, pero no duraban más de un par de meses.

KENOBISMO

Mi carrera como emprendedor comienza años después, en 2020. En una nueva obsesión por Star Wars abrí una cuenta de Instagram: Kenobismo. Al principio también subía algo de Marvel, pero fueron dos o tres publicaciones. Antes había tenido cuentas sobre el Real Madrid o el Málaga, pero sin tomármelo en serio. Con Kenobismo fui constante. Usé la técnica de seguir masivamente para ganar seguidores. Me funcionó. Conseguí miles de seguidores y buenas métricas. Pero me agobié y lo dejé un tiempo.

En 2022 vi un short clave: hablaba de una app para minar Bitcoin. Ya me había interesado un poco por cripto, pero nunca en serio. Tras descargarla y empezar a minar, nació una nueva obsesión: las criptomonedas. Veía vídeos, gráficos, de todo. Un compañero de clase me preguntó qué haría al cumplir 18. Pensé unos segundos y respondí: crearme una cuenta en Binance. Y eso hice, aunque al final compré criptos en un cajero y las metí en una wallet. Nada de exchanges.

Todo esto de las criptomonedas me acabó llevando también a descubrir más sobre inversión en general, finanzas personales y lo más importante: emprendimiento.

Esto me llevó de vuelta a Kenobismo. Tenía una buena audiencia, podía tomármelo más en serio y ganar dinero. Y eso hice. Retomé la cuenta de Instagram con fuerza: consistencia, calidad y un objetivo claro. Empecé a subir también vídeos cortos que resubía a TikTok y YouTube (usaba voz artificial, no la mía). Así que ahí, oficialmente, decidí emprender (aunque el proyecto ya estaba iniciado de antes).

Instagram y el resto de redes empezaron a crecer bastante bien. Al cabo de un tiempo, TikTok incluso superó a Instagram y tuve meses buenísimos, con cifras de hasta 50 millones de visualizaciones. La monetización, al menos en TikTok, estaba al caer. Y así fue. Pude solicitarla, aunque si no recuerdo mal, tuve que esperar uno o dos meses para recibir mi primer pago. Para poder cobrarlo, me abrí mi primera cuenta bancaria en Revolut. Ese mes las visualizaciones no fueron las mejores, pero gané unos 40-50 €, que me supieron a gloria. El mes siguiente gané unos 20 €. Y al siguiente, me llegó un shadowban. Mis vídeos pasaron de un mínimo de 10.000 visualizaciones (con una media de 50.000) a quedarse todos por debajo de mil. Intenté seguir subiendo contenido por si se arreglaba, pero nunca lo hizo.

Como respuesta a esto, dejé los vídeos cortos en Kenobismo y empecé a subir a una nueva serie de cuentas dedicadas al cine en general (era mi obsesión del momento), ahora con mi voz real. Subí exactamente 100 vídeos. Lo hice como algo secundario, no llegué a generar ingresos con ese proyecto. Tras los 100 vídeos, volví a Kenobismo. Unifiqué las cuentas. Ahora subiría solo vídeos cortos de otras películas además de Star Wars. Nada de otro tipo de contenido. Solo vídeos cortos. Estuve así unas semanas. El shadowban de TikTok seguía. Decidí que había que hacer algo más. Me expandiría a vídeos largos en YouTube. Empecé a prepararlo todo para ello.

Pero justo el día antes de grabar el primer vídeo de Kenobismo, vi otro vídeo clave para mi trayectoria: The Wild Project #219 ft Jordi Maquiavello. Un episodio de podcast hablando de cine durante casi cinco horas. Nunca había visto un podcast tan largo de principio a fin. Este fue el primero. Era muy bueno. Mientras lo veía, llegué a una cruda reflexión: no tengo ni idea de cine. No puedo seguir con Kenobismo.

ELITEBARA

Justo al día siguiente de esa reflexión, tuve una idea. Llevaba un tiempo subiendo contenido sobre capibaras, solo vídeos y fotos graciosas, en una cuenta de Instagram por si algún día quería vender algo relacionado con capibaras y así ya tener una audiencia. Así que ya está: tienda de merchandising de capibaras.

Era hora de dejar la creación de contenido. Odiaba grabarme la voz, tenía que hacer decenas de intentos para vídeos de diez segundos. Además, llevaba intentando ganar dinero con contenido desde los 13 años y no había generado ni 100 €. Quizá no era lo mío.

Tras unas semanas aprendiendo lo justo, diseñando camisetas y configurando Shopify, el 13 de julio de 2023 nació EliteBara, mi primer proyecto que no consistía en crear contenido.

Para dar a conocer la marca lancé un sorteo en colaboración con la cuenta de capibaras que había creado antes. Fue un fracaso: apenas participaron dos o tres personas. Ganó un tipo de Guatemala o Costa Rica, y su camiseta quedó retenida en la aduana. Hasta donde sé, nunca la recibió.

El resto del proyecto fue igual que el sorteo: mal. Logré una sola venta de la que apenas me llevé un euro. Las camisetas que había pedido tenían una calidad patética que no justificaba el precio que necesitaba poner para no perder dinero. En resumen: el print on demand sin stock es una basura, al menos en mi caso.

Empecé el proyecto con unos míseros 50 €, pensando inocentemente que sería más que suficiente. La primera y única venta ni siquiera pude enviarla al momento: tuve que esperar a que Shopify me ingresara el dinero para poder pagar al proveedor porque no tenía dinero. Además, temía que hubiese una devolución, algo bastante probable con una tienda de ropa y encima de tan mala calidad. Con mi caja tan reducida, eso podría haber sido un problema serio. Así que lo más sensato fue cerrarlo todo tras un par de meses. Lo único positivo, que no es poco, fue todo lo que aprendí.

Poco después de eso subí tres vídeos a Kenobismo, pero ya no era lo mismo. No me interesaba. Me encontré en un largo periodo algo vacío, sin un proyecto al que dedicarme. No estaba sin hacer nada: seguía con los estudios. En ese momento estaba en una Formación Profesional de Gestión Administrativa, pero evidentemente no me interesaba nada.

OCTOPUS CONTROL

Los meses pasaban y seguía sin encontrar un proyecto. No hacía nada especial para encontrarlo, simplemente esperaba que me viniese a la cabeza. Un día tuve una idea: comprar productos nuevos al por mayor y venderlos en Wallapop. Se quedó solo en eso: una idea.

Se acercaba el verano de 2024. Ya había estado dos veranos completamente centrado en dos proyectos: en 2021 con Kenobismo y en 2022 con EliteBara. Necesitaba algo. No iba a pasar el verano sin hacer nada.

Así que retomé la idea de comprar al por mayor y vender en Wallapop. No era mala. Empecé a investigarla más a fondo. Me propuse dedicar todos los días un rato a desarrollarla. Y eso hice. Sobre todo me dedicaba a buscar productos que se vendieran en Wallapop a cierto precio y que yo pudiera conseguir más baratos al por mayor. Clásico, sencillo, pero eficaz. Tenía una hoja de cálculo con los precios de venta en Wallapop y mis precios de proveedor para saber qué productos eran más rentables. Uno de los más rentables: los mandos a distancia para Fire TV.

En julio me animé a pedir stock de varios productos, pero el principal eran los mandos para Fire TV. Un par de días después de publicar los anuncios, llegó mi primera venta. Curiosamente, fue el 13 de julio de 2024, justo un año después del nacimiento de EliteBara. Fui comprando más stock a lo largo de las semanas y vendiendo, ajustando precios para optimizar rentabilidad. Con el tiempo me fui centrando cada vez más en mandos a distancia. Era lo más rentable.

Todo iba bien. Al terminar el verano y empezar el siguiente curso de la FP, ya había facturado unos 1.000 € en total. Si normalmente estaba desinteresado con los estudios, este curso fue de chiste. Tenía un proyecto que iba a empezar a darme de comer. Para colmo, tenía horas convalidadas. La primera semana puede que no asistiera ni cinco horas en total.

En octubre llegó un revés serio: mi cuenta de Wallapop fue suspendida. Injustamente. Venía de superar todos los meses mi facturación anterior. Al principio no me preocupé. Era evidente que era un error y me la devolverían de inmediato. Les escribí. Su respuesta fue que no, que no había error, pero lo que decían no tenía sentido. Seguí insistiendo. Rechazo tras rechazo. Envié mensajes, usé organismos externos, hasta una carta. La única carta física que he mandado en mi vida. Incluso pensé en presentarme en sus oficinas en Barcelona.

Tras dos semanas angustiosas, cuando ya todo parecía perdido, les amenacé con disputas legales. Y entonces, mientras estaba cagando, me llegó un correo: habían cometido un error y me devolvían la cuenta. Había ganado.

Ese momento marcó un antes y un después. Para empezar, no podía seguir siendo un proyecto sin nombre ni depender solo de Wallapop. Nació Octopus Control. Empecé a vender en otras plataformas de segunda mano. También creé una web con Shopify.

No mucho después del rebranding logré volver al nivel de ingresos anterior al baneo. Un par de meses más tarde, ya empecé a preocuparme por impuestos y legalidades. En diciembre lo oficialicé todo y me di de alta como autónomo. Esperé demasiado. Estuve cerca de tener problemas con esto.

Enero de 2025. Primer mes tras darme de alta. No empezó bien. Los ingresos bajaron y los nuevos gastos me ahogaban. Octopus Control funcionaba y podía darme dinero, pero empecé a darme cuenta de que eso solo no me llevaría a la libertad que tanto ansiaba.

RANKMAKER

Un día, después de correr, mientras me preparaba para ducharme, me vino de golpe un recuerdo aleatorio. Un par de años atrás hice un ranking de pilotos de Fórmula 1 que alguien había compartido en Twitter. Me fascinó el sistema: no tenía que pensar en el orden completo ni hacer una tier list. Simplemente me daban enfrentamientos 1vs1 y, en función de mis elecciones, salía un ranking. En su momento no le di mucha importancia, pero por alguna razón, en ese instante me volvió a la cabeza. Durante la ducha seguí dándole vueltas.

No tenía ni idea de programar, pero estoy obsesionado con la IA. En cuanto salí de la ducha, abrí ChatGPT, jugueteé un rato, y en cuestión de minutos tenía un sistema básico donde podía meter opciones, compararlas entre sí en enfrentamientos y obtener un ranking ordenado. Me di cuenta de que no había ninguna web que hiciera exactamente eso. Esa era mi oportunidad. Podía dedicarle una semanita y así ademas desconectar de Octopus Control.

Pequé de optimismo con lo de "semanita". No era tan sencillo como ir iterando con ChatGPT. Necesitaba herramientas más potentes. Descubrí Cursor y empecé a avanzar, lento pero seguro. Hasta que se me acabó la prueba gratuita. Ni siquiera sabía que tenía límite. No pensaba pagar, así que encontré una alternativa totalmente gratuita: Trae.

Desde que descubrí el concepto de base de datos pensé que primero haría que todo funcionara en local y más adelante lo conectaría a una base de datos. Pero mi idea de "funcionar en local" era usar localStorage y trabajar solo con HTML, JS y CSS. Así que cuando decidí dar el salto e implementar la base de datos, no fue tan simple como decirle a la IA "pasa esto de localStorage a base de datos". Estuve semanas atascado, probando diferentes prompts y estructuras sin éxito. Me harté y empecé de cero.

Esta vez, desde el principio, todo estaría conectado a una base de datos. Usé PHP, que por lo que había leído, era lo mejor para comunicar con bases de datos MySQL. Y sí, esta vez funcionaba. Volví a diseñarlo todo. Parecía listo para lanzarse públicamente, pero entonces descubrí un error crítico: los enfrentamientos 1vs1 no funcionaban bien. Estaban mal implementados. Intenté arreglarlo mil veces, sin éxito. Así que empecé otra vez.

Ahora sí, con una mejor organización de archivos (el JS anterior tenía 3000 líneas en uno solo). Tras varias versiones y más reinicios, decidí usar Astro y React. Terminé la versión y la preparé para subirla al hosting. Pero al ir a hacerlo, descubrí que mi hosting era demasiado básico: solo soportaba PHP y poco más. Otra vez a empezar de cero.

Ya sabía lo que hacía, así que en unos días tenía otra versión, esta vez con PHP, JS y CSS. Mucho más simple de lo que había imaginado al principio, pero lo esencial estaba. El 6 de junio de 2025 nació finalmente RANKMAKER, después de casi medio año de trabajo dedicado al 100% al proyecto, dejando Octopus Control completamente desatendido. En realidad, fueron 4 o 5 meses de pruebas, bloqueos y reinicios, para finalmente desarrollar todo en unos pocos días con el enfoque correcto.

VIDA PERSONAL

Filosóficamente he llegado a coquetear con el solipsismo en alguna ocasión, pero el hecho de que todo sea o no producto de mi imaginación es irrelevante, así que toca seguir con la vida. Hice la primera comunión, pero estoy lejos de ser cristiano. Me considero agnóstico. Tengo mis propios principios morales, no los impuestos por ninguna religión.

Me interesa la política, pero no en el sentido de seguir noticias a cada instante ni de escuchar lo que ha dicho tal o cual político. Eso me la suda, igual que las noticias en general. Mi interés es más histórico o ideológico, conocer las diferentes corrientes. Nunca he votado y nunca lo haré. Siento desprecio por los políticos simplemente por serlo, por el Estado simplemente por existir y por todo lo público en general. Creo firmemente que cada uno debería vivir su vida como le dé la gana, siempre que no intervenga en la de los demás.

Me gusta hacer deporte y comer mínimamente sano (o al menos no comer basura). Salgo a correr todos los días y hago algo de ejercicio de fuerza, pero nunca he ido al gimnasio ni me interesa ahora mismo.

A nivel personal, estoy completamente en contra de cualquier tipo de droga, y eso incluye alcohol, tabaco y cafeína. Aunque a nivel legal, como ya se entiende con lo que he dicho antes, estoy totalmente a favor de que cada uno se pueda joder la vida como quiera. Pero no tendría ningún interés emocional en alguien dependiente de los efectos de una sustancia. Con la cafeína quizá haría una excepción si viene del café o el té, no si es por basura como bebidas energéticas.

Aborrezco las redes sociales, me dan asco. Solo las uso para mis proyectos. La única cuenta que tengo a nivel personal de algo parecido a una red social es Last.fm. Sigo y me siguen algunas personas que no conozco de nada, pero me gusta descubrir música nueva, y alguna vez también he charlado por ahí.

AFICIONES

He tenido muchas aficiones a lo largo de mi vida, pero las tres principales ahora mismo son estas:

Música: No toco ningún instrumento. Me sé alguna canción en piano y guitarra y a veces me da por aprender alguna memorizando, probablemente con una técnica horrible. Estuve cerca de comprarme una guitarra eléctrica y me gustaría hacerlo en el futuro. Pero mi verdadero interés en la música está en escucharla. Escucho LITERALMENTE de todo, excepto reguetón. Por ahí no paso, lo siento. Pero por lo demás, me da absolutamente igual el género, lo comercial que sea o la época. Te puedo escuchar el último single de Gracie Abrams o Taylor Swift, luego ponerme un poco de Bach y terminar con Burzum, pasando por The Beatles, Metallica, Paco de Lucía, Ice Cube o cualquier banda random de Goregrind.

Cine: Antes era un poco como con la música: cualquier género, cualquier época, cualquier nivel de popularidad. Pero ahora mismo soy algo más clasista y me cuesta bastante terminar películas muy comerciales, sobre todo si son muy modernas. Con el género soy más flexible.

Formula 1: O quizá debería decir Fernando Alonso. Me encanta la Fórmula 1, pero no sé si seguiría tan enganchado si él no estuviera. No es solo un piloto para mí, es un modelo a seguir. ¿Cómo voy a rendirme por cualquier mierda si Fernando Alonso lleva 20 años intentando volver a ganar un Mundial con coches que están más cerca de ser tractores que monoplazas?